Huelga en Artemisa (2 de agosto de 1957)

Plantilla:Historia

Testimonio

La huelga, iniciada el 2 de agosto de 1957 en Artemisa, en protesta por el asesinato del dirigente del Movimiento 26 de Julio, Frank País García en Santiago de Cuba, permanece en el anonimato en la Villa; algunos la confunden con la Huelga del 9 de Abril de 1958, y otros la ignoran, por lo que es un hecho real que hoy a 53 años de estos acontecimientos, a pesar de la mención a ella, hecha por el Comandante Camilo Cienfuegos en su carta a los trabajadores de la Ruta 35, el 14 de noviembre de 1958, todos la desconocen, un manto de silencio la ha rodeado en estos años.

Se pretende con este testimonio, exponer lo ocurrido en la villa, durante los 10 días que duró esta acción de masas, que sin dudas fue la mayor huelga política, acaecida en el país, durante los 7 años de dictadura batistiana.

Gerardo Noguera Martínez actuó como dirigente principal de aquella huelga, por esa razón se hace necesario de que antes de comenzar a narrar aquellos acontecimientos, se explique, a la actual y a las nuevas generaciones de artemiseños, quien era este hombre en aquella época y que cargo político ostentaba:

En el año 1952, fue trabajador de las Rutas 35 y 48, en las cuales había ingresado el 27 de junio de 1946, a los 16 años de edad. Allí fue un activo miembro del Sindicato, donde organizó en “Pro de las Demandas Obreras” de dicho sector, más de 20 huelgas, “paros”, “pasos de jicotea”, “trenes”, y decenas de asambleas sindicales.

Los acontecimientos del asalto al cuartel Moncada lo sorprendieron, como a todo el pueblo de Cuba, muchos de los participantes en aquella acción eran amigos suyos y el conocimiento de los asesinatos realizados por la esbirrada batistiana lo llenaron de indignación y dolor, además de la frustración por no haber sido invitado a participar en la acción armada, pues ya estaba convencido de que esa era la única vía para tumbar a Batista.

En agosto de 1953, participó en las Elecciones Sindicales de la Ruta, en la candidatura que encabezaba su padre, Gerardo Noguera Correa, que no triunfó. Esta fue su última acción al lado de este viejo luchador sindical de la Ruta 35.

En septiembre de 1953, posterior al Moncada, rompiendo la resistencia de algunos militantes del PSP (Partido Socialista Popular), pero apoyado firmemente por el compañeros Luís Hurtado Abad, Secretario General del PSP en Artemisa, y los compañeros Reinaldo Ciprían Díaz (Ponce), Regino Hernández Collazo y Germinal Castillo ingresó en el Partido, en el “Comité Socialista de la Ruta 35”. En ese momento fue el único artemiseño que ingresó en el Partido, cuando éste se encontraba ilegalizado y perseguido.

Por estrategia del PSP, su ingreso al Partido sería un tanto “clandestino”, conocido sólo por los presentes en la reunión y las tareas partidistas que le iban a asignar, serían orientadas personalmente por su Secretario General. Recuérdese que en esos tiempos se vivían en la época del Macartismo, o sea una persecución extrema a todas las ideas comunistas y a quienes las profesaran. La primera tarea que se le encomendó en el Partido, a través de Hurtado, fue la creación de un Comité de Frente Único en la Ruta 35. Más tarde organizaron otros Comités de Frente Único con los tabaqueros, con los azucareros y con los gastronómicos. También organizaron otros dos: en la Matilde y en el Reparto Madera, que tenían el mismo objetivo unitario, pero con características diferentes. También organizaron los Sindicatos de los Ómnibus Azules (Artemisa Taco -Taco) y en la Ruta del Fango, como comúnmente se conocía la ruta de la costa norte (Guanajay – Mariel – Bahía Honda). También trabajaron en esos tiempos, entre los estudiantes de las Asociaciones de Alumnos de las escuelas de Artes y Oficios, Comercio y la Normal, de reciente creación esta última.

Un trabajo más cuidadoso fue el que llevaron a cabo para la creación de la FOMA (Federación Obrera Municipal de Artemisa), que constituyó un enorme paso de avance en el trabajo por la unidad del movimiento obrero municipal, fuera del control oficial del mujalismo, que controlaba los sindicatos nacionales. Con la FOMA se vinculaba la lucha de todos los sindicatos artemiseños, permitiendo la coordinación y el desarrollo de las acciones mutuas.

Por los resultados que logró en esta tarea, fue nombrado Responsable del Frente Único del Comité Municipal del Partido en Artemisa.

A mediados de 1954, por orientación del Comité Nacional del Partido, se crea el Comité Regional Clandestino de Artemisa. La provincia de Pinar del Río se dividió en dos comités regionales, uno en Pinar del Río y otro en Artemisa, este último abarcaba los municipios de Guanajay, Mariel, Cabañas, Bahía Honda, San Cristóbal, Candelaria y Artemisa. Para cumplir esta orientación se efectuaron reuniones previas en todos los Comités Socialistas de la región, y fueron designados Hurtado y Gerardo para asistir a todas ellas. Convocándose posteriormente a la plenaria regional, que se realizó el 8 de agosto de 1954, en el cafetal “Angerona”.

Manifestación del 5 de octubre de 1954

El Partido, se había trazado una estrategia para la falsa electoral de 1954, realizar el Voto Negativo, o sea, Votar, no por Grau, sino contra Batista. Y el 5 de octubre, en medio de esa falsa, el Dr. Ramón Grau San Martín, se personó en Artemisa, para presidir un acto polítiquero, en la calle Martí esquina a Maceo. La militancia del Partido y sus simpatizantes, los Comités de Frente Único y numerosos estudiantes fueron convocados a él, con el fin de convertirlo en una gran manifestación revolucionaria contra la dictadura.

Esta tarea se le había asignado, por lo que en medio del acto, tomó la palabra y llamó a los concurrentes a abandonar aquella falsa y realizar una manifestación contra la dictadura por todo el pueblo. Dejaron a Grau y sus a paniaguados solos, y salieron por Martí rumbo al parque, en una manifestación que cada vez era más nutrida, llegaron hasta la calle Zenea y bajaron a tomar República continuando por ella hasta el Hotel Sevilla, donde concluyó con gritos de: ¡Abajo la Tiranía Batistiana!, ¡Fuera Batista!, ¡Abajo el imperialismo yanqui!

A mediados de 1955, tras la liberación de los Moncadistas del Presidio Modelo, fue enviado a pasar un curso para cuadros del Partido en la Ciudad de La Habana. Esta escuela nacional, operaba en la clandestinidad, en un caserón colonial en la calle Vista Alegre, en la Víbora. Los alumnos de aquel primer curso, eran 15 compañeros de varias provincias del país, que nunca se llamaron por sus verdaderos nombres, sino por seudónimos. Este curso duró 3 meses y estaban sometidos a una rigurosa disciplina. El director de la escuela era el compañero Cidroc Ramos y varios de los más destacados dirigentes del Partido fueron sus profesores.

A su regreso a Artemisa asumó la Secretaría General del Comité Regional Clandestino del Partido, ya que a los compañeros Luís Hurtado Abad, Manuel Canciano Laborí y Carlos Rodríguez Careaga, se le asignaban nuevas tareas partidista.

La Huelga azucarera del 15 de diciembre de 1955

Durante el mes de diciembre, previo al inicio de la zafra, el Partido, con una amplia participación de otros sectores había organizado esta huelga, que también fue apoyada por la dirección de la FEU y del Directorio Revolucionario. Mientras el paro se extendía por todo el país y se originaban violentos choque con los cuerpos represivos, en Artemisa había una calma de cementerio, los líderes obreros de los centrales azucareros “El Pilar” y “Andorra” permanecían indiferentes ante aquella protesta de los azucareros del resto del país.

Reunido el Comité Regional Clandestino, bajo la dirección de Gerardo Noguera Martínez, acordaron realizar una fuerte movilización para impulsar la huelga en Artemisa. Para ello, presionaron a Darío del Pozo, secretario general del sindicato de la Ruta 35, para que este pidiera una reunión de la Federación Obrera Municipal de Artemisa (FOMA).

Esta reunión se logró, pero ante la pasividad de Darío y la indiferencia de los restantes dirigentes sindicales del municipio, tuvieron que tomar la iniciativa y llamar a todos a secundar la huelga. Pero a pesar de la pasión con que expusieron los argumentos, aquellos dirigentes solamente propusieron, como solidaridad con aquella lucha, enviar varios telegramas de apoyo dirigidos a la CTC.

Como era natural, Gerardo se opuso enérgicamente a esta propuesta y dijo que la única actuación honesta ante estos acontecimientos era ir a la huelga. El debate se caldeó, participando en él, algunos obreros azucareros que lo acompañaban, y el compañero Gustavo González, dirigente comunista del pequeño sindicato de los zapateros.

La dirección de la FOMA decidió suspender aquella reunión y convocar a otra, para el día siguiente a las dos de la tarde en el Centro Obrero, (calle Colón entre Agramonte y Zenea). A esta segunda reunión no asistió el dirigente sindical de la Ruta 35, Darío del Pozo, por lo cual Gerardo no contaba en ella con su apoyo, como dirigente oficial del sindicato de la Ruta 35. No obstante pidió la palabra, pero el Secretario General de la FOMA, Cro. Gilberto Lima, no le permitió hablar, lo acusó de comunista y lo expulsó del local.

Lo que no sabían los dirigentes de la FOMA, era que en el exterior del local se habían concentrado más de 300 estudiantes y obreros azucareros y al salir de allí se dirigió a ellos, denunció la actitud traidora de los dirigentes de la FOMA y los convoquó para las ocho de la noche a concentrarse frente a la Ruta 35.  Se piensa hoy que la actitud, del compañero Gilberto Lima, estuvo dada por los sentimientos anticomunistas imperantes en aquella época del Macartismo, a la cual ya se ha hecho referencia, pues él hubo de terminar esta etapa de lucha contra la tiranía de Batista, integrando las filas del Movimiento 26 de Julio y murió siendo militante del PCC.

A esa hora, 8 p.m., la Ruta 35 era un campo de batalla, en los portales del Hotel Sevilla se encontraban varias docenas de jóvenes, así como un grupo, no tan grande, de militantes del PSP. En la intersección de las calles Maceo y República, encaramado sobre una caja de cervezas vacía, hizo una encendida arenga. Partiendo con un pequeño grupo (no más de 50 personas) hacia el parque, gritando consignas a favor de la huelga y en contra de la tiranía batistiana y lanzando unos 2,000 volantes, que imprimieron ese día en la imprenta de los hermanos Ponce, con su firma, pues esa fue la condición que le pidieron para poderlos editar.

A medida que avanzaban hacia el parque, la manifestación se hacía más nutrida, sumándose el público que se había concentrado en los portales de la calle República, y cuando llegaron a la esquina de Céspedes ya eran más de 1,000 personas. Doblaron por Céspedes hacia Martí para penetrar en el parque por el fondo de la iglesia y llegar a la glorieta, donde esperó a que se situaran los manifestantes al rededor de esta.

Desde este lugar denunció la actitud traidora de los dirigentes de la FOMA, informó la situación de la huelga en el resto del país y llamó a decretarla en Artemisa. Pero después de terminado el mitin, aquel pueblo se congregó frente al local donde estaban reunidos los dirigentes de la FOMA y los obligaron a decretar la huelga, que solo duró dos días en esa ocasión. Mientras esto ocurría, un grupo de compañeros me sacaban del parque hasta el Reparto Sierra.

La decisión de ordenar la huelga aquel 2 de agosto de 1957, por parte de Gerardo Noguera Martínez, no fue fruto de un impulso impensado, ni que tomó aquella decisión por aventurerismo político, sino por su experiencia, de largos años, como dirigente sindical de la Ruta 35 y por haber dirigido las anteriores acciones. Estaba seguro que esta decisión iba a contar con un fuerte respaldo popular, como ocurrió. También conocía que los dirigentes de la FOMA, en esta ocasión no podían desconocer, por lo ocurrido en la huelga de 1955 y lo más importante, el enorme respaldo que le brindaban amplios sectores populares, los estudiantes artemiseños y la juventud integrada al M-26-7.

EL ASESINATO DE FRANK PAÍS EN SANTIAGO DE CUBA, EL 30 DE JUNIO DE 1957

LA HUELGA EN PROTESTA A ÉSTE CRIMEN EN ARTEMISA, EL 2 DE AGOSTO DE 1957

Frank País García y Raúl Pujol Arencibia son asesinados por los esbirros batistianos, bajo el mando personal del sanguinario, coronel José María Salas Cañizares. Frank momentos antes, estando reunido en casa de Pujol con varios compañeros del M-26-7, le informaron que la manzana colindante, había sido cercada y se hacía un registro masivo, casa a casa.

Frank le ordena a los compañeros que estaban con él, que abandonen el lugar en el auto que tenía parqueado frente a la casa, los compañeros insisten en que se vaya él, pero les repitió la orden. Minutos después él y Pujol abandonan el lugar y se van alejando en dirección contraria al cerco policíaco, pasan entre dos guardias y siguen el camino, pero algún militar más alejado los ve pasar y le ordena a la pareja que los detengan y registre, le encuentran a Frank su pistola. Se acerca a ellos Salas Cañizares y es identificado por el entonces policía Luís Mariano Randich Jústiz, antiguo conocido de Frank de la Escuela Normal de Maestros, que le dice a Salas Cañizares “coronel ese es Frank”. Salas Cañizares se enfrenta a Frank y sin mediar palabras, le dispara una ráfaga con su carabina, después le ordena a los otros militares que maten a Pujol.

Así, en el Callejón del Muro de Santiago de Cuba, José María Salas Cañizares, asesinó al Jefe de Acción del M-26-7. Allí habían asesinado al más valiente, a la antorcha y guía del pueblo de Santiago. Su entierro y el de Raúl Pujol, se convirtieron en una enorme manifestación de duelo popular y en una huelga espontánea de grandes proporciones, aunque de pocos días de duración.

La noticia llega a Artemisa

El día 1º de agosto, a las dos de la tarde llega a casa de Gerardo Noguera Martínez, conducido por la compañera Eulalia Jiménez (la negra Lala) el compañero enlace del Comité Nacional del Partido (PSP) y una vez sentado ante él, en la pequeña salita de su apartamento, en la actual Avenida 28 de Enero (antes Narciso López) y calle Céspedes, le informa del asesinato de Frank País en Santiago de Cuba y la orientación de la Dirección Nacional del Partido de hacer, de acuerdo con sus posibilidades, actos de protestas, mítines, y envío de telegramas condenando éste crimen.

Después de una corta meditación y lo expuesto anteriormente, conociendo y valorando las experiencias, de las anteriores acciones de masas en Artemisa, le expresó:  Que le informara a la Dirección Nacional del Partido que al día siguiente, 2 de agosto, Artemisa sería Ciudad Muerta, en protesta por este hecho.

El compañero, cuyo seudónimo era Esteban, lo miró sorprendido, pensó que estaba loco y comenzó a argumentar que él creía que Gerardo debía consultar al resto del Comité Regional Clandestino. Le cortó de inmediato y le dijo:  Esa es la decisión del Comité Regional y usted debe abandonar ahora mismo a Artemisa, que yo salgo para la calle a preparar la huelga.

Después, dirigiéndose a Lala, le dijo.  Tú te encargas de avisar a los demás compañeros y les traslada nuestra decisión. Asesinaron a Frank País en Santiago de Cuba, y a partir de mañana, Huelga General en Artemisa, también se lo dices a la gente del Movimiento, que encuentres.

Luego orientó a su esposa, que estaba en estado de gestación, que cerrara la casa y se fuera para la casa de una amiga de confianza.

Sería las 3 de la tarde cuando saló de su casa y bajó por Maceo hasta República, a todo el que vió, conocido o no, le fue pasando la orden de huelga. Fueron decenas de conversaciones en horas de la tarde, ya eran centenares de los portavoces que regaban la consigna por todo el pueblo.

Se convocó a una reunión con la FOMA, la dirección del M-26-7 y del Comité Regional Clandestino, para la casa de Abrahán Martínez (en los altos de la actual oficina comercial de ETECSA) en Martí entre Gómez y Maceo. A las 8 p.m. en esa casa, ya estaban los dirigentes de la FOMA, obligados por los jóvenes del Movimiento 26 de Julio a asistir.

Al centro, presidiendo la reunión estaba José Francisco (Tito) Lavandera, dirigente local del Movimiento 26 de Julio. Al entrar Gerardo al salón, Tito lo llamó y colocó una silla a su lado, donde se sentó. Gerardo en realidad esperaba encontrarse una reunión de 20 ó 30 personas, pero aquel local desbordó todas sus expectativas, pues había allí más de 200 personas, la mayoría jóvenes estudiantes y militantes del M-26-7.

Tito comenzó la reunión hablando del asesinato de Frank País en Santiago de Cuba y el acuerdo de declarar a Artemisa Ciudad Muerta en protesta por ese crimen.

La dirección de la FOMA estaba representada por: Gilberto Lima Secretario General Anarquista Cirilo González Central Andorra Hoy Lincoln Bernardo Cruz Central El Pilar Hoy Eduardo García Lavandero Padrón Comercio y Gastronomía Connotado batistiano Gustavo González Zapatero Comunista Darío del Pozo Ruta 35 Realmente los delegados de la FOMA estaban amedrentados, habían sido sacados de sus casas y obligados a ir a esta reunión. Fue Darío del Pozo, que sin oponerse a la huelga, comenzó a maniobrar para que la Ruta 35 parara a partir de las 10 de la mañana.

Gerardo pidió la palabra y expresó:  Mira Darío a las diez de la mañana, la 35 será ya un campamento militar y ninguno de nosotros podrá llegar allí.

Y dando un manotazo sobre la mesa seguió:  Ya está bueno de discusión, la 35 para a las 12 de la noche, ya yo di la orientación a los grupos, al de Pinar, al de La Habana y en estos momentos hay otro grupo saboteando las guaguas en la nave de Artemisa.

Ya está bueno de discusiones y vacilaciones “La Huelga empezó ya”. ¡Mataron a Frank en Santiago! ¡Artemisa, en Huelga General por el asesinato de Frank País! ¡Viva la Huelga General! ¡Abajo Batista!

Fue entonces que Tito propuso un Comité para dirigir la huelga, él que quedó integrado por: Gerardo Noguera Presidente José Francisco (Tito) Lavandera Vice Héctor Canciano Vocal Gilberto Lima Vocal

Al terminal la elección Gerardo comenzó a cantar el himno nacional y todos lo secundaron. Ya, a la una de la madrugada del 2 de agosto de 1957, comenzó esta huelga totalmente política.

Se dirigió a la Ruta 35, pero nada tenía que hacer allí, todos los carros estaban ya ponchados de sus seis gomas y los motores sin el delco y otras piezas fundamentales. Se encaminó hacia La Matilde, a la casa de Lala y Luís Blanco, casa de una humildad extrema, y en un camastro cubierto de sacos de azúcar y en medio de una nube de mosquitos se dormió inmediatamente.

La muerte de Gerardito

El día 2 de agosto, cerca de las seis de la mañana, la “Negra Lala” se despertó tocándolo ligeramente, sentado en aquel camastro y aun aturdido por el mal dormir, tomó de sus manos un jarrito de aluminio con café, además había encendido un cigarro, Lala le dijo con voz algo alterada por la emoción:  Gerardo, tengo que darte una mala noticia. Que mala noticia es esa.  Ha muerto Gerardito.  ¿Qué Gerardito es ese? Interrogó, tratando de vincular ese nombre con el de algún compañero del Partido.  Se trata de Gerardito, tú hijo.

Se quedó de una pieza, su cerebro no podía asimilar que Gerardito había muerto.  ¿Cómo es eso? ¿Qué pasó?  Murió anoche de repente en su cama. Se levantó del camastro y miró al grupo de compañeros allí congregados, ya totalmente despierto.  ¿Dónde está tendido? Pregunté.  En casa de la familia de “Fife”. Fife era Josefina Benítez, su anterior esposa.  Voy para allá.  Si intentas ir, te cogerán preso. Le dijo Lala.

Miró al grupo y les dijo:  No pensaran ustedes que yo por miedo, dejaré de ir al velorio de mi hijo.

Y agreguó totalmente calmado  Si, es seguro que me cogerán preso, pero tendrán que hacerlo en el centro del pueblo, donde todo el mundo se entere. Si eso pasa, actúen ustedes. Y salió de la casa, bajó por la avenida de los mangos hasta República, por el acueducto tomó la calle Colón y atravesó el salón de espera de la 35, lleno de Guardias Rurales, pero sorpresivamente ninguno se percató de su presencia. Crucó la calle Maceo y subió a los portales del Hotel Sevilla, bajó hasta la acera de la calle República y se paró allí, vió venir el jeep del Ejército, que pasó por frente a él y lo vió frenar violentamente.

Al lado del chofer iba el primer teniente José Reyes Ruiz, jefe del puesto de la Guardia Rural de Artemisa.  ¡Para ahí! ¡Cojan a ese, que él es el culpable de todo esto! Del jeep, descendieron dos Guardias Rurales, que se dirigieron a él respetuosamente.  Sube al jeep, Gerardito, no hagas ninguna locura. Subió al vehiculo y a penas se había sentado, oyó cuando el chofer, que era un policía, le dijo al teniente.  Teniente, a este muchacho se le murió un hijo anoche. La respuesta del teniente fue:  ¡Que se lo coma, coño, que se lo coma! ¡Dale, dale para el vivac!

No se pudo contener y exclamó a toda voz:  ¡No le digas nada a esta bestia, no vez que es una bestia! Reyes Ruiz no contestó. Fue conducido para la Estación de Policías que estaba entonces en la calle General Gómez entre Martí y General Díaz, y fue encerrado en el calabozo. Estaba tranquilo y seguro de que aquel encierro duraría muy poco tiempo.

Media hora después, aproximadamente, sintió una multitud que gritaba frente a la estación de policías y que al parecer crecía cada vez más. De pronto entró hasta el calabozo, el comandante Esteban Pérez Pantoja, jefe del escuadrón 65 de la Guardia Rural, y ordenó que abrieran la celda, diciéndole:

 Te voy a poner en libertad, pero deberás presentarte tan pronto termine el entierro. Yo no le respondí, y creo que él también estuvo seguro de que yo no me entregaría, y así fue.

Al salir al portal de la Jefatura de la Policía se percató de la cantidad de personas que se habían congregado en la calle y portales. Habían allí reunidas más de 800 personas, y custodiado por todos ellos y por los que por ser quizás más cautos, se encontraban en las esquinas colindantes, se dirigió a la casa de sus antiguos suegros donde también estaban concentradas unas 200 personas.

El impacto de ver en el ataúd a su pequeño hijo fue tremendo, pero se recuperó, tenía ante él, sentada en un sillón, a su ex esposa y no la pudo abrazar para compartir su dolor. Durante las siguientes siete horas, permaneció en silencio, sentado en un sillón en el portal de la casa. Pero si notó que a medida que la hora del entierro se aproximaba, las cuatro de la tarde, la multitud frente a la casa y sus alrededores, aumentaba. Al salir el sepelio y tomar la calle Maceo hacia República, eran más de 4,000 personas las que marchaban en el entierro.

Al cruzar frente al cuartel, vió a una docena de Guardias Rurales, no en actitud hostil, sino asombrados por aquella multitud y respetuosos ante el dolor; ya a partir de ese día, ningún Guardia Rural, ni tampoco el teniente Reyes Ruiz asumieron una actitud agresiva, ni siquiera ofensiva en sus numerosos encuentros y desencuentros.

Al llegar al cementerio se percató de que a ambos lados de la puerta de entrada había sendos carros del SIM (Servicio de Inteligencia Militar) cuyos tripulantes lo miraron con gran interés y en actitud amenazadora. Una vez ante la tumba abierta para recibir a aquella tierna criatura que se llamó Gerardo Noguera Benítez, sintió que un grupo de compañeros lo empujaron por dentro de la multitud y le colocaban junto a la cerca perimetral del cementerio, fue prácticamente izado por varios de estos compañeros, al otro lado fue recibido por Manolito “El Chapista” y José Martínez “Cheito” los que lo introdujeron en un auto y sacaron del cementerio. Allí se quedaron los agentes del SIM esperando su salida, pero se mantuvieron en Artemisa durante varios días, tratando de localizarlo.

A partir de ese día 2 de agosto, situó su puesto de mando el la logia de los Odd Felows, situada en calle Uno y Peralejo. Hasta allí, la inolvidable “Negra Lala” lo llevó el mimeógrafo y papel para hacer manifiestos y volantes en apoyo a la huelga.

El día 3 de agosto, el paro se mantenía firme, Artemisa era una Ciudad Muerta, no circulaban ni guaguas, ni camiones y ni un solo automóvil se movía en toda la periferia. El Ejército con Reyes Ruiz, cada vez más histérico, y varios Guardias obligaban a los comerciantes a abrir sus comercios, detrás venía las milicias del M-26-7 y los obligaban a cerrarlos.

Gerardo necesitaba noticias de La Habana y por ello cuando Lala y Luís Blanco fueron en horas de la tarde, les orientó que citaran a Reinaldo Ciprían Díaz (Ponce) y a Regino Collazo, ambos guagueros de la Ruta 35, para el siguiente día a las ocho de la mañana.

El día 4 de agosto, ambos compañeros (Ponce y Regino) fueron puntuales y llegaron por el pasillo de la puerta de entrada. Se les asignó la tarea de ir a La Habana y contactar con la Dirección Nacional del Partido, para explicarle la situación que se vivía en Artemisa y conocer que estaban haciendo para ayudarlos. Regino era el que conocía la casa de contacto del Partido y les recomendó salir vía Las Cañas – Alquízar, para evitar cruzarle por el frente al escuadrón de la Guardia Rural de Guanajay. Ellos partieron, según informó “Lala”, en auto a cumplir su misión.

El día 5 de agosto, temprano en la mañana, llegaron los dos compañeros e informaron que: 1. Que los acontecimientos en Artemisa no eran conocidos por la Dirección Nacional del PSP. 2. Que la Dirección Nacional trataría de contactar con la Dirección del M-26-7, para tratar de realizar acciones conjuntas. 3. Que trataran, de mantener el paro, para ellos tratar de buscar apoyo en la capital.

Gerardo no mostró malestar ante tales noticias y seguió inquiriendo noticias de La Habana, pero confirmó que en esta batalla, estaban solos en Artemisa, que solo este heroico pueblo daba esta batalla, por Frank y por Cuba y la seguían, pese a la soledad.

No entendió algunas cosas: 1. Si ya antes de empezar la huelga, tenían enlace con la Dirección Nacional que llevó la noticia de lo que iban a hacer. 2. Si ya varios dirigentes de la FOMA y del M-26-7 tenían que haber informado a la Dirección Nacional del M-26-7 lo que estaba sucediendo en Artemisa. 3. Si Gerardo sabía que un miembro de la Dirección del Comité Regional, sin órdenes suyas, había ido a La Habana a informar lo que allí sucedía. 4. Entonces, ¿Por qué no se había producido alguna reacción favorable a la huelga por ambas organizaciones en La Habana?

El día 5 de agosto, el paro se mantenía firme pese a los “rompe huelgas”, casi todos de la calle, aunque habían dos o tres guaguas trabajando, entre ellas el ómnibus Nº 1044, cuyo chofer era Mamerto Collazo, pariente del coronel Águedo Collazo, Jefe de la Guardia Presidencial de Batista, y batistiano por parentesco, y de conductor tenía a Ignacio Calero Gil, rompe huelga y traidor de siete suelas, y que nunca se supo que “revolucionario como él”, lo ayudó a escalar a posiciones cimeras en el gobierno y partido en nuestro municipio. Él abandonó el país y murió en el extranjero. El día 6 de agosto, en la mañana Lala y Ponce informaron que la huelga continuaba en la Ruta 35, pero que se notaba cansancio en el comercio.

Se les explicó que era lógico que fuera el sector del comercio, el que vacilara, pero que mientras la 35 mantuviera el paro, la huelga no terminaría.  Hablen con los estudiantes y díganle que hay que sacar una manifestación desde La Antorcha (sociedad de recreo para la raza negra, que estaba situada en República y Zenea) hacia el hotel Sevilla a las 10 de la mañana, que esa prueba de fuerza obligaría al comercio a acatar la orden de paro.

Ambos compañeros salieron a cumplir esta orientación. Cerca de las once regresaron Lala y Ponce e informaron que la manifestación había fallado.  ¿Quién tenía que sacarla?  No había nadie. Le respondió Lala.  ¡Cítala de nuevo para las dos de la tarde!, orienté. Sin decir nada más, pero de pronto Gerardo agreguó.  ¡Yo la encabezaré! Fue Lala la que salto, diciéndole  ¡Tú no puedes hacerlo, te buscan por todas partes!  ¡No se preocupen yo se cuidarme!, ocúpense de citar a todos los que vean a partir de ahora. De nuevo la espera y el ayuno, ese era otro asunto que tenía que resolver. Me senté en la butaca del Noble Grande y recosté mi cabeza en el altar de esa jerarquía.

A las cuatro de la tarde nadie había ido a verlo y decidió salir a encabezar la manifestación. Tomó por Peralejo y subió por Zayas hasta República, protegido por las columnas de La Complaciente, miró hacia el parque y para su sorpresa, ya allí llegaba la manifestación, que era encabezada por el compañero Héctor Canciano, decidió mantenerme al margen de la misma y retornó hacia la logia.

Día 7 de agosto, la huelga se mantenía firme, el Ejército se acuarteló en su cuartel y dejó de patrullar las calles. Las milicias del M-26-7 tenían dominio total de estas. En la tarde, el hambre lo hizo cambiar de escondite y escogió la casa de “Paco” Carballé, que a la vez era una tintorería, como lugar de “residencia”. Paco lo acogió con todo cariño, allí comió, una comida verdadera, por primera vez en los últimos días, él se encargó de avisar a Lala de su nuevo escondite, y cuando fue ésta en horas de la noche, le informó que Ponce iría al día siguiente pues tenía información que darle y que esa noche la confirmaría.

Día 8 de agosto, Ponce llegó en la mañana y le informó que el Sindicato de la Ruta 35 había sido intervenido y habían nombrado como Secretario General a Rafael “Fel” Collazo, guaguero de la Ruta y conocido entre ellos, por “El Capitancito Collazo” (él era sobrino del coronel Águedo Collazo, ya mencionado), y que éste lo había citado para ese mismo día en el Sindicato.

Acordaron de que él fuera y oyera lo que éste quería decirle, pero que a su vez le dijera ¡que no iban a permitir dirigentes impuestos!, que esto era definitivo.

En la tarde regresó Ponce e informó lo hablado con Collazo, que se podía resumir en lo siguiente: 1. Que él había aceptado su designación, para evitar que impusieran a Raúl Valdés Caballero (otro batistiano), porque este iba a acabar con el Sindicato. 2. Que él no quería ser impuesto y que quería hablar con Gerardo personalmente. 3. Que le asegurara a Gerardo que eso estaba hablado con el comandante Pantoja, y no sería molestado.

Gerardo le expliquó a Ponce su opinión, de que todo esto indicaba que ellos estaban muy presionados por la huelga y querían resolverla lo más pronto posible. Concretó con Ponce lo siguiente: 1. Que la reunión sería en el Sindicato, al día siguiente a las nueve de la mañana. 2. Que viera al conserje del local del Sindicato y le dijera que a las seis de la mañana tuviera entreabierta la puerta de entrada. 3. Que coordinara con Romero, chofer de alquiler del Hotel Campoamor, para que a partir de las siete de la mañana estuviera parqueado frente a la escalera de los altos de La Complaciente. (Gerardo tenía una vía de escape desde el Sindicato, por la azotea, para salir a ese sitio).

Día 9 de agosto, temprano en la mañana, casi oscuro aun, entró en el Sindicato (Zayas entre República y Colón, al fondo de la Complaciente), a las siete llegaron Ponce, “Cheito” Martínez y “Nenito” García Brito, a las ocho llegó “el capitancito”. Éste le volvió a explicar la situación por la que él había aceptado su designación como Delegado Sindical de la Ruta. Después le informó que él había hablado con Facundo Pomar Martínez, Secretario General “mujalista” del Sindicato Nacional de los Ómnibus Aliados, y con el comandante Esteban Pérez Pantoja, jefe del escuadrón 65 de la Guardia Rural y jefe militar de esta zona, sobre sus contactos con nosotros y ellos estuvieron de acuerdo con los mismos.

Sus planteamientos fueron muy concretos: 1. No admitirían una dirección sindical impuesta en la Ruta. 2. Si él quería resolver esta situación, debía aceptar que una Asamblea General de los trabajadores lo eligiera como dirigente sindical. 3. Que en dicha asamblea él debía comprometerse a luchar por “el 6 x 8 y el turno fijo”, que eran las demandas obreras más importantes de los trabajadores de la Ruta 35, en esos momentos. 4. Que esa asamblea había que elegir, además, una comisión de cinco compañeros que sería el Ejecutivo del Sindicato. 5. Que la huelga terminaría con el compromiso de que: A. Ningún rompe huelga quedaría en la Ruta. B. Que ningún trabajador sería sancionado, ni puesto a disposición de los tribunales. C. Que ningún dirigente sería procesado ni perseguido por este hecho.

El capitancito Collazo estuvo de acuerdo, pero tanto él como Gerardo tenían que hacer consultas. Gerardo con el resto de la dirección del Comité Regional Clandestino, la dirección del M-26-7 y la dirección estudiantil, y él con el comandante Esteban Pérez Pantoja y con Facundo Pomar dirigente sindical de la COA, por lo que esta negociaciones y consultas duraron hasta el día 10, convocándose la asamblea para el siguiente día.

Día 11 de agosto, a las 8 de la noche, en una muy concurrida asamblea se ratificaron estos acuerdos y junto a Collazo, fueron designados, como miembros del Ejecutivo Sindical: Reinaldo Ciprian Díaz (Ponce). José Martínez Cruz (Cheito). Justo García Brito (Nenito) Mario Aguerrebere. Gerardo Noguera Martínez.

El día 12 de agosto, a las 10 de la mañana, en presencia del comandante Pantoja, Gerardo dió la orden de salida al carro Nº 1039, en viaje hacia La Habana y con ello terminaba la Huelga General, iniciada en Artemisa el 2 de agosto de 1957, en protesta por el asesinato de Fran País García en Santiago de Cuba.

Terminó, imponiéndole condiciones a la tiranía. Terminó triunfante.

Fuente

  • Gerardo Noguera Martínez
  • Biblioteca Municipal